El trastorno depresivo mayor o más comúnmente conocido como depresión es un trastorno que causa un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en la realización de diferentes actividades. La depresión clínica puede llegar a causar una variedad de síntomas tales como: sentimientos de vacío o desesperanza, irritabilidad, alteraciones del sueño, falta de apetito o dificultad para concentrarse, entre muchos otros. En la actualidad se desconoce la causa exacta de la depresión, pero se cree que puede ser un trastorno multifactorial que implica cambios en los niveles y en las funciones de los neurotransmisores del cerebro y/o cambios en el equilibrio hormonal. Lo que sí se sabe es que la depresión tiene un fuerte componente hereditario. La depresión es un trastorno muy prevalente en la población y es una de las principales causas de morbilidad en todo el mundo. Actualmente, los tratamientos que existen únicamente son eficaces en determinados pacientes y su principal inconveniente es que tardan varias semanas en producir un efecto. En la última década se ha descubierto que la ketamina, un fármaco que se usa como anestésico, a bajas dosis produce un efecto antidepresivo. Su principal ventaja es que, contrariamente a los antidepresivos tradicionales, el efecto de la ketamina se produce en pocas horas. A pesar de que la Agencia Europea del Medicamento aprobase a finales del 2019 el uso de la esketamina (un derivado de la ketamina) para tratar la depresión severa, existen aún dudas sobre su mecanismo de acción y sus posibles efectos secundarios. Una de las hipótesis actuales sobre como la ketamina produce un efecto antidepresivo es a través de su unión al receptor TrkB que estimula una síntesis rápida de la neurotrofina BDNF (del inglés brain derived neurotrofic factor) y su consiguiente secreción, activando diversas rutas de señalización intracelular. En nuestro laboratorio llevamos varios años trabajando con la proteína ARMS y hemos observado que reduciendo sus niveles proteicos en las neuronas del sistema nervioso central somos capaces de incrementar la secreción regulada de BDNF. Por ello, planteamos el estudio de la proteína ARMS como una posible diana terapéutica frente a la depresión.

A cada animal (experimental o control) se le realizará una única injección intraperitoneal de una dosis subanestésica de ketamina. A continuación, se realizarán experimentos de comportamiento para analizar la respuesta de los animales. A un subgrupo de experimentación se les tratará con corticosterona diluida en el agua de bebida durante 21 días para inducirles un estado de tipo depresivo y a continuación se llevarán a cabo los experimentos.

No existen métodos alternativos al uso de animales para el estudio de la depresión puesto que tiene un gran componente emocional y subjetivo, no se podría estudiar a nivel celular o de órgano. Determinados estudios los realizaremos con cultivos celulares para minimizar el uso de animales.